Por Juan Tomás Valenzuela
Como barco a la deriva,
acosado por el vicio,
va camino a precipicio
esta agrupación nociva.
La avaricia corrosiva
del líder de Arroyo Cano,
que ha tomado por los….
al prócer líder y guía,
le ha hecho hasta brujería
a quien fue más que un hermano.
Con un odio irracional
y una envidia inexplicable,
este ungido despreciable
se le tira al mayoral,
como un enfermo mental
se le tira a un perro bravo,
como se le tira el Chavo
a Quico y a Don Ramón,
como se tira al fogón
una pechuga de pavo.
Con tal que el villajuanero
nunca retome el poder,
Danilo, es capáz de hacer
el más grande atolladero.
Se está gastando el dinero
que se cogió, en reelegirse,
pues viendo que va a fuñirse,
quiere fuñír a Leonel,
como fuñó Balaguer
a Peynado antes de irse.
Aquella frase que reza
que “después de mi, el diluvio”,
no es de Luis XV, ni Pluvio,
es de este perro de presa.
La absurda indelicadeza
con la que hace sus amarres,
les está valiendo el descuadre
no solamente al león,
si no a tóa la agrupación
que dirige este indeseable.
Danilo lleva al desplome
al grupo que confió en él,
igualito que Miguel
se lo hizo al de Peña Gómez.
La forma en que lo carcome
desde las más altas instancias,
ignorando las flagancias
que cometen sus adlates,
tiene al tris del desbarate
a esta cuna de arrogancia.
Juan de los Palotes
17 octubre 2019